El ser humano, esa especie creada a imagen y semejanza de Dios. El mundo fue creado para ellos y el resto del planeta debe subordinarse a sus deseos.
Las estalactitas y estalagmitas llevan millones de años formándose, gota a gota, segundo a segundo, sin inmutarse por la presencia de la especie todopoderosa, impasibles ante la deidad humana.
Las montañas rascan el cielo en un intento de elevarse a las alturas. Su techo no alcanza a verlo la criatura divina, escondido, jugando con las nubes.
Los ríos corren bravos a lo largo y ancho del planeta, sabedores de su libertad. Su poderoso torrente crea vida tan pronto como la destruye, según le plazca.
El Sol que vio nacer a tus antepasados, brillará cuando tu nieto muera. Y cuando su último descendiente haya muerto, se apagará.
Porque la Naturaleza habrá demostrado que está por encima del hombre y podrá descansar en paz.
Es curioso que los mayores defensores de la vida pertenezcan a la especie que más la entorpece.
Me encanta tu forma de escribir una idea tan universal. "Es curioso que los mayores defensores de la vida pertenezcan a la especie que más la entorpece"... Una gran frase para terminar de la mejor manera la entrada. Somos así de contradictorios cada uno de nosotros con el resto y con nosotros mismos.
ResponderEliminarNo había escuchado la canción así que gracias por el descubrimiento. Me gusta mucho, es alentadora pero a la vez sugiere una realidad que lleva al desánimo.
Ya era hora de que escribieras algo! :)
Cuida de ti y cuida del mundo Jose!
Los humanos somos el mal de la naturaleza, no todo podría ser perfecto y mira, aquí nos tienes.
ResponderEliminarAfortunadamente, ni siquiera el hombre, el animal más destructivo de la historia, podrá con este planeta. Me consta que la Tierra es fuerte. Ha sobrevivido a todas las especies y nos sobrevivirá a nosotros también. Puede que entonces sea un lugar mejor.
ResponderEliminaratlantis2050.blogspot.com